El
museo judío es una de las obras más representativas de Berlín en la actualidad,
la importancia del museo radica principalmente, en los sentimientos y
sensaciones que se pueden percibir dentro de este.
Libeskind quería expresar con su obra el vacío y la ausencia que se sintió al terminar el holocausto, lo cual logro cabalmente a través de los distintos espacios situados tanto en el interior, como en el exterior de la construcción. Los detalles también son un aspecto importante en su obra, como la fachada cubierta de zinc con cortes de diferentes orientaciones que a la vez hacen de ventanas y vanos que permiten que la luz ingrese y que le da esa luminosidad al interior.